Pinta tu ancla de colores

Este verano, mientras revisaba el agarre de mi propio fondeo en una cala, descubrí un objeto dorado a cierta distancia, a unos 50 metros, diría yo.

Lo primero que pensé es que se había caído algo valioso del yate de alquiler enorme que había estado fondeado cerca de nuestro barco el día anterior.

De modo que  me acerqué, nadando hacia el lugar donde estaba hundido, y me volví a sumergir.

Mi sorpresa fue cuando ví que era un ancla pintada de color dorado, sujeta a su correspondiente cadena y cabo de fondeo.

Subí a la superficie y me fijé en la cubierta del velero del que procedía. Una pareja de avanzada edad me miraba con expresión entre irónica y plácida.

«So, you’ve found a treasure, haven’t you?» – Traducción: «Así que has encontrado un tesoro, ¿verdad?», dijo el anciano.

Como me quedé con cara de idiota, la señora , con evidente acento de haber vivido en Argentina, aclaró: «Nuestros ojos ya no ven como antes. Se ve mejor el ancla de color dorado. Mi marido la pintó hace unos años».

Yo sonreí, asintiendo, y me alejé nadando hacia nuestro barco. Me quedé pensando en el ancla dorada y lo útil que resultaría pintar la nuestra de algún color más llamativo que el original del hierro. Así resultaría mucho más fácil localizarla. Ahora no me decido si pintarla blanca o amarilla, pero de este verano no pasa.

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