Con los años, a causa la influencia del creciente número de turistas y el consiguiente empleo de la población en la industria del turismo, las generaciones más jóvenes han abandonado numerosas costumbres y tradiciones ibicencas. No obstante, un gran número de las antiguas tradiciones se han mantenido gracias a la generación más anciana.
Muchas de las personas mayores del campo siguen vistiendo las prendas tradicionales: blusa y enaguas negras para las mujeres y boina para los hombres. El traje femenino resulta de particular atención por su delantal dispuesto sobre diversas capas de enaguas que se extienden hasta los tobillos, lo que le confiere un aspecto de miriñaque. El conjunto queda coronado por un mantón estampado con flecos de seda que se coloca sobre una blusa negra. En las labores del campo las mujeres suelen llevar un sombrero de paja con un pañuelo para protegerse del sol. En los actos más festivos las mujeres se recogen el pelo en forma de una larga trenza, que cubren con un pañuelo. Por otro lado, la indumentaria masculina sigue unos patrones más típicamente europeos, no obstante, al igual que en la femenina, el material empleado es fundamentalmente negro y por lo general suele incluir una boina o un sombrero de fieltro parecido a una panamá. En cuanto a las niñas, es habitual ponerles pendientes poco después de que empiecen a caminar y muchas de ellas lucen pequeñas piezas doradas.